Todo Concostrina: Cualquier tiempo pasado fue anterior | Bárbara y el rey
Cadena SER 8/6/23 - Episode Page - 55m - PDF Transcript
En la cadena SER, cualquier tiempo pasado fue anterior, con nieves con costrina.
10 de agosto de 1759. Palacio de Villaviciosa de Odón, en las afueras de Madrid, 4 y cuarto de
la mañana. Fernando VI, rey de España, casca. Tenía 45 años. Se quedó listo a solo un mes de
cumplir 46. Se murió mal del cuerpo y mal de la cabeza. Y casi todo el mundo le echa la culpa a la
pérdida de su esposa, que lo dejó hecho un trapo en su último año de vida y empezó a desvariar de
la cabeza, pero también se le dispara todo el cuerpo. Aquellos 12 meses viudo, de agosto de 1758
a agosto de 1759, se conocen como el año sin rey. Fernando VI, rey de España, estaba ahí, pero como
si no estuviera. Dicho finamente, su conducta estaba dominada por la irritabilidad, la agresividad,
la jocosidad, la impulsividad, la desgana, la alteración de la conducta alimentaria de las horas
y horarios de sueño, los comportamientos aberrantes, inapropiados y repetitivos, dejación de las
obligaciones religiosas y renuncia al autocuidado y a la higiene. Y ahora lo decimos de forma seria
para entendernos todos. El rey Fernando VI, saltaba y corría como una cabra por el palacio de
Villaviciosa de Odón. Se meaba y se cagaba encima. Se negaba a meterse en la cama, pero se acostaba
entre dos sillas y un taburete, destrozaba las sábanas a mordiscos, mordía y zurraba a los criados,
jugueteaba con la comida y se la tiraba a los invitados, tan pronto bailaba como lloraba,
como se descojonaba sin venir a cuento, no comía o picoteaba de soras, se mosqueaba si los demás
comían o dormían, estaba desnutrido y estreñido y llegó a estar 36 días sin ir al baño. Así que,
un año en este plan, pues mucho duro. También les digo que eso de que España estuvo un año sin
rey por la piraera de Fernando VI, pues no. En realidad no reinó un mojón en 13 años, no hizo el huevo.
Claro, todas esas cosas las hacían aquel entonces un plebello cualquiera y le daban un par de guantazos
y una de dos, o los pavilaban o lo encerraban, que estamos a mediados del siglo XVIII y lo de
la salud mental ni se tenía en cuenta. En un plebello era simple locura, pero si le ocurría,
el rey lo llamaba vapores nostálgicos. Pero ¿saben cuando se dieron por definitivamente enterados
de que el rey no estaba bien de la cabeza? No fue por ninguno de esos síntomas. Fue y leo,
desde que se vio y se hizo público que el rey dejaba de oír misa los días de precepto que nadie
dudó de su demencia. ¿Cómo se quedan? Que mordiera los criados, que se cagara encima o que escupiera
los guitos de las olivas al de enfrente de la mesa, no les hizo sospechar que ese hombre estaba fatal.
Sólo cuando dejó de ir a misa se preocuparon, la madre que los parió. Y si encima hablamos del rey
de España, don Fernando VI de Borbón, absolutista y déspota, tenía todo el derecho a resistirse
a ser reprendido. No se podía actuar en contra del rey por muy pirado que estuviera, porque los reyes
son inmunes judicialmente, intocables socialmente y si se cagan encima no se dejan limpiar el culete.
El hermanastro del rey, Carlos, el que estaba calentando por la banda porque era el siguiente en el
escalafón y en breve sería Carlos III, autorizó a la servidumbre de Fernando VI a que actuarán
con violencia respetuosa para poder asearle. Les cuento a todo esto un cotilleo que enlaza
con este asunto, aunque no puedo decir de quién se trata. Hay un borbón delincuente que huyó
a otro país que apenas tenía movilidad cuando se fue y al que su entorno lo llamaba el mofeta,
porque necesitaba ayuda para asearse y prefería no hacerlo antes de que lo sujetaran en la ducha.
Nadie se atrevía a decirle, majestad abribona, usted apesta, pero le pusieron el mofeta,
fin del cotilleo, ya está. Volvamos al siglo XVIII para conocer no solo a Fernando VI,
sino también a su mujer, a Bárbara de Braganza, que vaya con la señora, el fortunón que acumuló
a costa de los pringuis de los súbditos españoles. Así que este nuevo episodio de cualquier tiempo
pasado fue anterior, tiene un título clarísimo, dado que la historia de este país es cíclica,
el título es Bárbara y el Rey.
Pero para situarnos y antes de ir a la chicha, escuchen estas palabras del intelectual Marcelino
Menéndez Pelayo, que define en el reinado de Fernando VI.
No hay parte de nuestra historia, desde el siglo XVI a acá, más oscura que el reinado de Fernando VI.
Todavía está por hacer el cuadro de aquel periodo de modesta prosperidad y reposada
economía, en que todo fue mediano y nada pasó del ordinario ni rayó en lo heroico,
siendo el mayor elogio de tiempos como aquellos, decir que no tienen historia.
¿Qué atrevimiento sería reprender al cacareado ilustrísimo profesor Menéndez Pelayo?
Bueno, pues mira tú lo vamos a hacer, porque no creo yo que se le olvidara o que no lo supiera.
Parece más bien que es de los intelectuales del relato, los oficialistas que prefieren
tapar la mierda. ¿Cómo que durante el reinado de Fernando VI todo fue mediano y nada pasó del
ordinario? Fue durante su reinado, cuando se puso en marcha en este país, uno de los planes
genocidas más salvajes que la historia recuerda, el plan para extinguir a los gitanos, la detención
masiva de personas de esta etnia para llevarlas a la extinción. Luego nos contarán Jesús Pozo y su
invitado, el catedrático de historia moderna José Luis Gómez Urdañez, aquel horrible episodio que
para algunos no parece tener la más mínima importancia. Así que al margen de menudencias como
ésta de pretender extinguir a los gitanos y detener en una gran redada a doce mil de golpe,
incluyendo niños, niñas, ancianos, pues parece que no hubo nada interesante en el reinado de
Fernando VI. Y si éste es el plan y no hay historia ni nada extraordinario, salvo que vivió a cuerpo
de rey siendo un rey que no hizo nada, vamos a tener que tirar de banalidades para contar el reinado
del perturbado Fernando VI y su consorte, comilona, bárbara de braganza. Ahí va a estar la chicha.
Nació el chaval en 1713 y era hijo del primer borbón, también perturbado Felipe V y de su primera
esposa, la nunca bastante elogiada reina María Luisa Gabriela de Saboya, así definida por el
historiador súbdito Alfonso D'Ambila. ¿A ustedes les sugiere algo esta señora de
pedidos a Aboya de más de una oportuna rima? Claro que no, pero como la historia que nos han
enseñado es la que no nos suena a nadie. También es cierto que el citado historiador le tenía tanta
enquina a la segunda esposa de Felipe V que no se cansa de alabar a la primera. El infante
Fernandito era el tercer hijo varón de la pareja, o sea que no le tocaba reinar salvo que se muriera
a los otros dos y sí se murieron. Es que antiguamente los hijos de los reyes se morían mucho,
se morían todo el rato, se morían por encima de sus posibilidades. Lo malo es que también se
morían las paridoras, por eso no hay rey que no haya tenido entre dos y cuatro esposas. Había que
reponer las cuanto antes para que no pararan de parir, aunque nuestro prota de hoy, luego lo vemos,
fue una excepción, se apañó con una. El caso es que a los cinco meses del nacimiento del infante
Fernandito, su madre, la nunca bastante elogiada María Luisa Gabriela de Saboya, se murió. Le
sobrevivieron sus tres churrumbeles, Luisito, Felipe y Fernandito, pero esto iba a durar poco. En
seguida cascó el mediano, dobló después el mayor y sólo quedó el pequeño. Felipe V lloró a su
esposa por todos los rincones, pero entre su adicción al sexo, su negativa a tener amantes y la imperiosa
necesidad de seguir procreando para tener suficiente stock de herederos, siete meses después de enterrar
a su amada esposa ya se estaba casando con la segunda esposa amada, con Isabel de Farnesio.
Dicen los que saben que aquí cambió radicalmente el reinado del primer Borbón. Vamos, que dejó
de reinar Felipe V y empezó a reinar ella.
El primer objetivo de la nueva reina Isabel de Farnesio fue ponerse a parir como loca para
seguir dando repuestos a la corona, entre ellos a nuestra celebrity, nuestro Carlos III, que
este hoy no toca, ya tocó en su momento. Engrosó doña Isabel el almacén Borbón con siete
churrumbeles, aunque uno no pasó del primer mes de vida. Bien es cierto que tampoco ella podía
imaginar que se iban a ir muriendo todos los varones de la nunca bastante logiada anterior
esposa y que le acabaría tocando a algunos de sus hijos el trono español, por eso los
fue encajando en otros reinos, ducados y arzobispados. De los ocho primeros años de vida de Fernandito
no se tiene ni repajolera idea de nada, no se sabe si era tonto, listo, si cazaba gamusinos
o si perseguía ardillas. Después sí, después se supo que no era listo ni cultivado, ni
tuvo interés por la cultura en general, ni por las ciencias y las humanidades en particular,
era un pequeño zopenco. A los once años tenemos datos de que era de Bilucho, que tenía muy
pocas luces, que era muy tímido, pero ojo, muy altivo. Y precisamente con esa edad hubo
que jurarle como príncipe de asturias porque primero se había muerto felipito y luego se
murió Luisito, sus dos hermanos mayores. Si lo recuerdan, este Luisito es el que reinó
durante un año como Luis primero hasta que se lo llevó por delante la viruela. Lo refresco
por si acaso, Felipe V abdica en su hijo Luis, su hijo Luis Casca, Felipe V vuelve a reinar
y saca del banquillo a Fernandito para que fuera el heredero. Y entonces llegaron las
prisas. Si Fernandito era el sucesor en el trono, había que buscar esposa ya mismo. Así que cuando
esta alumbrera cumplió 12 años, se ajustó su matrimonio con la infanta portuguesa María
Bárbara de Braganza. Los chiquillos ni se conocían, ni falta que hacía. Esto sólo era un mercadeo
para sellar acuerdos entre casas reales y los novios ni pinchaban ni cortaban, se casaban y punto.
A Fernandito no le gustaban ni pizca la novia y cuando llegó el retrato lo guardó en un cajón y
no quiso mirarlo más. Y eso que a la muchacha le habían metido filtros por un tubo, le habían
borrado las marcas de viruela y evitado retratar otros de festillos como los ojos acuosos e infectados.
Fernandito tampoco es que estuviera muy allá. Enferma un día así al siguiente también,
piltrafilla, con unos tumores que le salían detrás de las orejas. Igualitos, por cierto,
que los que poco antes de morir padeció su madre, la nunca bastante logiada María Luisa
Gabriela de Saboya. El desganado y simplón príncipe Fernandito, lo de casarse no le entusiasmaba,
sobre todo porque el matrimonio lo estaba arreglando su madrastra, Isabel de Farnesio. Y además,
su salud era tan desastrosa que los consejeros reales intentaron que la boda no se celebrara
antes de que el chaval cumpliera los 18 porque había serios riesgos de que se muriera y entonces
iba a ser una pérdida tremenda de dinero, de inversión en dotes, de parafernalias y fiestas
por el bodorrio para que al final muriera antes de reinar y encima en la corte tuvieran que
hacerse cargo de la viuda. A todo esto, en estos momentos Felipe V ya andaba disparatado por palacio,
lo que finalmente llamaron entonces vapores y melancolías se traducían en unos gravísimos
e inhabilitantes problemas de salud mental. Se mordía a sí mismo, gritaba, estaba convencido de
que lo querían envenenar con una camisa, por eso llevaba siempre una de su esposa Isabel,
que ella previamente hubiera usado, se negaba a meterse en la cama porque la creía llena
de escorpiones, no se lavaba. Este no es que fuera una mofeta, era una asamblea de mofetas. A sus
trastornos ya les han puesto nombre los psiquiatras, pero por aquel entonces se resumían que estaba
como una regadera y que, pese a todo, siguió reinando porque la que manejaba el cotarro era Isabel
de Farnesio. Finalmente se casó la pareja principisca Fernando y Bárbara sin verse las caras cuando él
tenía 14 años y ella 16 recién cumplidos. La boda fue por poderes el Lisboe y Madrid,
con los correspondientes embajadores extraordinarios que se designaban para estas cosas. La boda
Feten, la guay, la de Altares, Obispo y Festorros por en medio fue un año después.
Sorpresivamente, en la Catedral de Badajoz, porque la marimandona reina Isabel de Farnesio tomó
la estrafalaria decisión de ir a recibir a la novia a la frontera con Portugal, a los que hacían
las cuentas en palacio se les pusieron los pelos de punta.
El viaje a Badajoz fue desaconsejado porque iba a costar un dineral tremendo mover a toda la corte
hasta allí en una kilométrica caravana que tardaría 10 días en llegar desde Madrid, más o menos lo
mismo que con Renfe. Carruajes, alojamientos, manutención, fiestas en las localidades y luego en
la ciudad de la boda, reconstrucción del puente y el pabellón sobre el río Calla, la frontera
natural con Portugal, para hacer allí el intercambio de carne y a todo ello hubo que añadir que,
después de la boda, toda la familia real alargó cuatro meses el viaje de regreso pasando por Sevilla,
Cádiz, Granada y Córdoba porque en el palacio del retiro de Madrid se estaban haciendo las obras
de remodelación que exigía, y así se dijo, el decoroso alojamiento de los herederos de la corona.
Y me detengo en un detalle. He dicho que el intercambio de carne se produjo en el río Calla y me
explico. Igual que el río Vidasoa hace de frontera natural entre Irún, Guipúzcuá y Endalla, en
Francia, y que por ser territorio neutral, la islita que hay en mitad del cauce, la famosa isla
de los faissanes, fue utilizada por los austrias para intercambiar novias, rehenes o firmar acuerdos de
paz, pues lo mismo ocurre con el río Calla, que es frontera natural entre España y Portugal. Y cuando
los derrochones reyes de España Felipe V e Isabel de Farnesio comunicaron por sorpresa que se iban a
desplazar a Badajoz, hubo que meter el turbo para preparar el escenario donde se desarrollaran los
protocolos reales. Si ya iba a salir por un pico la boda, esto iba a disparar los gastos.
Y saben a quién les sentó como una patada en el cielo de la boca que los reyers de España
fueran de Madrid a Badajoz, a los reyers de Portugal, porque les obligaba a ir a ellos también de Lisboa a
Badajoz, y eso que Lisboa les pillaba más cerca. Hubo que desviar el río a su antiguo cauce para
poder hacer un puente, hubo que instalar encima un lujosísimo pabellón de madera, casa de las
entregas lo llamaron, con tres salas, una para la comodidad de cada una de las familias reales,
y una intermedia donde se haría el intercambio, estancias por supuesto con decoraciones exquisitas,
o sea artefimero, un dineral en construir, decorar y acondicionar algo que vas a usar un
rato y que inmediatamente después vas a destruir. Y el intercambio de carne al que me refiero es a
que los borbones recibieron en aquella casa de las entregas a la princesa bárbara de Braganza,
pero a su vez entregaban a la pobre mariana victoria de borbón, más conocida como marianina. La
inhumanidad con la que fue trata de esta muchacha es indescriptible, y eso que yo siento cero lástima
por esta fauna de parásitos coronados. Marianina fue entregada a los reyes de Portugal para casarla
con el príncipe heredero, futuro rey José I, pero es que tiempo antes había sido entregada con
apenas cuatro años para casarla con el rey de Francia Luis XV. Fue de vuelta unos años después
como quien devuelve en Amazon un producto que ya no le vale. Ahora volvían a entregarla a Portugal,
y aunque aceptaba su destino porque no había otro, se despidió por segunda vez de su familia,
con un disgusto y una angustia difíciles de imaginar.
Sé que hay cosas que me digo que no tienen que pasar, se despiertan del olvido, vuelven
para hacerme llorar, yo me quedaría contigo, una, dos, tres noches más si no hubiera roto el hilo,
ojalá volver atrás.
Sigamos con nuestra pareja protagonista, bárbara y el rey, aunque la verdad poco más de interés
se que contar de ellos antes de llegar al momento de sus muertes, que ahí es donde se destapa lo
que fueron estos dos caraduras. Los súbditos cronistas resumían el reinado de Fernando VI diciendo
que fue un rey que amó la paz tanto como su padre amó la guerra. Mentira, eso era por no decir que
no dio palo al agua. Primero porque no quería y luego porque no sabía. Aquí mandaban los ministros,
ya saben que el rey reina pero no gobierna, que para ellos es muy rentable, ahora y antes,
aunque antes se mandaban, porque basta con mover la boca mientras hablan sus ventrilocos y el resto
del tiempo, la buena vida a cambio de no hacer absolutamente nada. Cierto que bárbara y el rey
se quisieron muchísimo y aunque él disfrutaba sobre todo de los asuntos carnales, ella,
que era más lista que él de aquí alima, hizo buenos cálculos para hacerse con una fortuna
que le asegurara su futuro. Si esperan al cuento final, van a alucinar con lo listas que salen las
bárbaras reales.
Nunca lo debí cuidar. Nunca lo debí cuidar. Nunca lo debí cuidar. Nunca lo debí cuidar.
Historia es con sonido, cara a con Emma Vallespinos. Vamos a ponerle banda sonora al programa de hoy.
Hola Emma, ¿de qué trata nuestra cara? Hola Nieves, pues de reyes idiotas, te estarás preguntando,
¿de cuál de ellos concreta es el favor? Ya voy un momentín. Has estado hablando de uno que
os sorpresa no daba palo al agua, que por fases, ni quiso ni supo gobernar y el protagonista de
nuestra primera historia con sonido es un rey idiota musical, el que da título al tema del
cántabro Ángel Estánic e incluido en su disco Polvo de Batiato. La canción es un retrato muy
personal de la década de los 80, aquellos años que crecimos al son de una tele permanentemente
encendida en el salón y que incluye a la Bruja Bería, a Eduard Fonset, a Sabrina, a Tierno
Galván, a las tropas de Miranz del Bosque y a los Gallifantes. La escuchamos.
En el ser que no hay playback, ¿qué va a ser hoy su santidad? Hoy seré el sultán de Copa Zota.
Todavía no se ríe de la Bruja Bería.
Quiero ser algo normal, Eduard Fonset, que púscula, que raro Galván.
En un bordel, señor feudal, en un destrez. Todavía dormidías en las tetas de Sabrina.
Contarte el arte, Ana Baltierra.
Llega el momento artístico con Ana Baltierra, doctora en Historia del Arte.
Hola, Ana. ¿De qué va hoy el asunto artístico efectivo jaranero?
Hola, Nieves. Un asunto muy divertido y muy jaranero, además que creo que te va a gustar.
Hoy vamos a dedicarle la sección a una fundación artística de Fernando VI, por lo menos en su parte
teórica, que es la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se instauró, por real decreto,
a instancias de Fernando VI en 1752, aunque siendo realista, el rey lo que hizo fue poner la firma
en todo el proyecto que había hecho su padre Felipe V. Vamos, que lo de vivir de las rentas,
Fernando VI, lo llevó a todos los ámbitos, incluido el arte.
Sí, sí, se lo tomó muy a pecho. Ya hemos contado que este rey, salvo vegetal y desvariar,
no hizo el huevo. Cuéntanos esto de la Academia.
Bueno, en el siglo XVIII existían en Europa reales academias de Bellas Artes,
que tenían como función enseñar el arte a los jóvenes.
En esta línea, y siguiendo el modelo extranjero, Felipe V. impulsó la creación de esta Academia
que lo que quería, para entendernos, es que el arte dejara de ser una enseñanza gremial
para convertirla en una enseñanza oficial. Y lo explico un poco más. Esto la ha convertido
en una enseñanza regalada desde el Estado, con sus profesores, sus asignaturas, sus exámenes,
como si fuera un grado en la universidad de hoy. Porque, nieves, a fin de cuentas, el arte era
sigues siendo hoy un instrumento de propaganda y didáctica muy útil, y lo que querían era
reglamentarlo y controlarlo. Pero, ¿estás diciendo que Felipe V. impulsa
esta Academia, pero el fundador es Fernando Sesto? ¿Por qué es así?
Porque Fernando Sesto fue el que puso la firma, es decir, aunque estaba ya, claro, creada por
Felipe V. se produjo una especie de refundación, algo un poco extraño, con la firma del Real
Decreto, el 12 de abril de 1752, que es lo que cambió, ¿no? Quizá es lo que habría
que preguntarse entre una cosa y otra, ¿no? Eso, ¿qué es lo que cambió?
Pues se modificaron los estatutos. En un aspecto muy importante, tú fíjate por dónde iba
Fernando Sesto en todo. ¿Quién mandaba? En la Fundación de Felipe V. los responsables
de la enseñanza de estos jóvenes en materia de artes eran los artistas, parecía lógico,
¿verdad? En cambio, con Fernando Sesto decidió lo que va a hacer es barrer para casa y poner
a la cabeza a la nobleza. Es decir, con Fernando Sesto, la nobleza tiene todo el poder para
decidir lo que se hace en arte y lo que no, asistiendo a todas las juntas con voz y con
voto. Ellos van a decidir cómo se reparte el dinero, los premios, la contratación del
profesorado. Absolutamente todo. Imagínate, ¿no?
¡Sí, sí!
Y así, bueno, pues es como la Academia Bellas Artes se convirtió en un instrumento que
el monarca usaba en beneficio propio. ¿Vas a decir que a partir de este momento fueron
muchos los hombres de confianza del rey nobles, siempre que le debían favores, que estuvieron
trabajando para los reyes dentro de la Academia en calidad de conciliarios o consejeros? Te
pongo algunos ejemplos, aunque diga si los nombres gordos, pero te sonarán todo seguro.
Florida Blanca, los Alba, los Osuna, los Medina Celia.
¿A quién no los suena, claro?
Fernán Núñez. Bueno, pues todos estos estuvieron por ahí metidos en la Academia. Ellos eran
el verdadero poder en la Academia.
¿Y dónde se instaló aquella primera Academia?
Bueno, aquí viene la parte más divertida, porque me resulta fascinante. Al principio
se fueron de ocupas. Se instalaron en la Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid.
Si vais a Madrid, sí, y visitáis la Plaza Mayor para los que no se es de Madrid, es
un edificio muy fácilmente reconocible, porque es el que está pintado de colorines.
Muy bonito.
Sí, es muy chulo, efectivamente. Lo curioso es que aquí realmente fueron ocupas nieves.
La Academia solicitó al rey que les dejará instalarse en las habitaciones del cuarto
principal de la Casa de la Panadería. Pero el propietario de estas dependencias era el
Ayuntamiento, a quien le hizo, entre poca gracia y ninguna, imagínate, el tener de repente
de vecinos a un nutrido grupo de jóvenes estudiantes. Es como si metes a mis estudiantes
de la Complutense y todos metidos, ¿no?
Sí.
Este fue el comienzo de una bonita enemistad y una gran cantidad de disputas entre el Ayuntamiento
y la Academia.
¿Qué clase de disputas?
La atención entre el Ayuntamiento y la Academia fue absolutamente extrema, tanto que terminaron
discutiendo por las cuestiones más banales. Por ejemplo, era típico que si los reyes
querían presencial los fuegos artificiales desde el balcón de la Casa de la Panadería
y fueran allí, el Ayuntamiento y la Academia se ponían a discutir sobre quién tenía que
recibir al rey y hacer de aflicción con él, el postureo, efectivamente el postureo.
Lo mismo se había una corrida de toros que también se veía desde esos balcones, ¿no?
Esto, ni ves, nos puede parecer nimio y realmente, bueno, lo es, son problemas del primer mundo,
o de la nobleza, incluso, ni siquiera, ¿no? Pero se empezaron a hacer la vida imposible
los unos a los otros. Por ejemplo, en una corrida de toros en la que la Academia había
invitado a un gran número de personalidades para que la viera desde los balcones de esta
Casa de la Panadería el Ayuntamiento ordenó cerrar los balcones, así que los invitados
de la Academia se quedaron compuestos y sin balcón y sin ver la corrida.
Está bien. Y esto que acabó, ¿cómo terminaron estas discusiones?
Bueno, pues llegó un momento en que el rey tenía una lubión de quejas tan grande tanto
del Ayuntamiento como de la Academia que tuvo que intervenir. Cada institución iba escribiendo
al rey continuamente alegando sus supuestos derechos en una guerra abierta que parecía
no tener fin y que el rey estaba hasta el mismísimo moño del tema.
Bueno, ya tenía trabajo, por lo menos. Por lo menos hacía algo, efectivamente.
Estar hasta el moño, aunque fuera. Por lo menos hacía algo, sí, sí.
Además, la Academia cada vez iba creciendo más, iba teniendo más estudiantes, más
aparatos, más modelos que les iban regalando, además de que muchos artistas y profesores
que iban pasando por allí iban donando obras. Bueno, se explica así, por ejemplo, la colección
que podemos ver hoy que para que nos sirva de orientación, que hoy pues la Academia
tiene 3.000 pinturas y esculturas, 15.000 dibujos, 35.000 estampas, fotografías o
fervería, mobiliario vacíados de yeso históricos. Bueno, en fin, una locura, ¿no? Era imposible
nieves meter todo eso en tan poco espacio. Es decir, cada vez había más trácego de
estudiantes, más trácego de profesores, más aparatajos y necesitaban más espacio.
Así que surgió el proyecto, imagínate, de ampliar la Academia. El alcalde tú imagínate
en la cara que se le debió quedar ante la idea, temblando estaría seguro.
¿Cómo se quiso hacer esa ampliación? Pues lo primero que se pensó es en hacer
más grande la Casa de la Panadería y en la Plaza Mayor de Madrid en pleno centro, nieves,
como veréis, era complicado. Esta parte es cuanto menos curiosa porque a los académicos
les pareció estupendo, claro. Le empiezan a escribir al rey para pedirle que obligara
a los vecinos a vender sus casas, lo que viene siendo una expropiación en toda regla. Pero
no lo hicieron, nieves, y te preguntarás por qué. Claro, le importaba el ayuntamiento
de Madrid las casas de sus vecinos, madrileños. Se te ves sacar de dudas, por supuesto que
no. Lo que pasa es que las casas vecinas a la Casa de la Panadería pertenecían a órdenes
religiosas o a mayorazgos, es decir, a la Iglesia y a la nobleza. Ahí, claro, no las
tocaron. Lo que hicieron fue, entonces, trasladarlo a la sede actual, lo que era el Palacio de
Goyeneche en la Calle Alcala de Madrid, un palacio que había proyectado Churriguera
para el industrial y financiero de ese nombre. Y, bueno, eso ya fue con el sucesor de Fernando
Sesto, que se lo compra a los herederos, y ha terminado las trifulcas por un tiempo.
Es importante resaltar que casi todos los grandes artistas de estos años que pasaron
como estudiantes o como profesores por la academia, por ejemplo, Goya fue académico
y por sus aulas pasaron Dalí y Marujamayo. La siguiente pregunta es ¿Las mujeres podían
estudiar? Bueno, al principio no, luego un poquito, no podían entrar a todas las clases,
es decir, que esto habría que matizarlo mucho porque con muchísimas limitaciones y con
el tiempo. Para ir cerrando la sección Nieves, y por curiosidad, te cuento un par de pequeños
detalles de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que arrastramos desde Fernando
Sesto. Estas dos palabras que están en su título, Real y San. La primera república
quitó al Real, que pasó a llamarse Academia de Bellas Artes de San Fernando, a Secas. Pero,
claro, con la restauración alfonsina recuperamos el nombre hasta hoy, con el Real y el San,
y lo que nos queda, claro. Y encima con un santo que es San Fernando que nunca fue canonizado.
Es un fraude, es un santo fake que es patrón de Sevilla, un patrón de mentira. Muchísima
gracias, Ana, como siempre. Gracias Nieves.
El invitado con Jesús Pozo
Jesús Pozo, periodista, captador, invitador de nivel, de los expertos-expertos guays del
Paraguay, y el de hoy es uno de los mayores expertos en el absolutismo español, el catedrático
de Historia Moderna, José Luis Gómez Urdañez.
Mira, con una entrada de música, hay una de las canciones que más me han gustado y
me gustan de las escritas en el mundo y cantadas por Camarón, un buen gitano. Bueno, José
Luis Gómez Urdañez, efectivamente, conoce muy bien a un personaje clave y que fue consejero
de Estado de Felipe V, Fernando VI y Carlos III. El marqués de la ensenada, diseñador
y ejecutor de la llamada Gran Redada, conocida oficialmente como prisión general de gitano,
el intento de exterminio de los gitanos en España.
Y hoy día, el último de julio de 1749, pues, me montó una operación insecreto hasta ese
momento hasta que se abrieron los pliegos en las intendencias y en los cuarteles y me
supieron cuál era la orden que había mandado el rey, que tenían que cumplir inmediatamente.
Así que durante varios días, hubo apresamientos, hubo cuerdas de presos de gitanos que iban
con destino a los arsenales o a los centros de reclutamiento más cercanos y desde allí
enviados a los lugares de destino. Todo el viaje que hicieron las gitanas desde Málaga
para ser que fueron embarcadas ahí para llegar a Tortosa y en Tortosa piesta hasta la casa
de misericordia de Zaragoza debe de ser una odisea. Si eso se contara mujeres, niñas
andando por esos caminos, siguiendo la orilla del canal imperial de Aragón que estaba
en obras, pues allí también morirían algunas gitanas, gitanillas y serían enterradas
ir más, con una cruz y un responso del prete correspondiente.
Desde los reyes mal llamados católicos ya se dictaban leyes contra ellos, contra los
gitanos, pero se suponía que en el siglo XVIII con la ilustración ya debían estar un poquito
menos maltratados.
Pues la ilustración parece que lo que quería era mano de obra gratis.
Desde la primera pragmática 1499, en Medina del Campo por Fernando el Católico, el problema
gitano no se resolvía. Lo que llama la atención en el siglo XVIII es que con Felipe V y el
abecindamiento de los gitanos se había ido consiguiendo que una buena parte se mantuvieran
en sus pueblos e incluso que desarrollaron algunas profesiones que eran consideradas
honradas como la de Bornero, la de Guerrero, El Rador.
Entonces por qué senada en un momento determinado pretende ese intento de acabar con tal malvada
raza como él mismo escribe?
Que parece todo indicar que hay unas medidas en principio similares a las medidas contra
los vagos.
¿Por qué la separación de esos, porque las mujeres recluidas en las casas de misericordia
aprenderán a lo que iban a hacer ruego, es decir, servir?
Y los hombres pues finalmente hacían falta en los astilleros.
Y entiendo que la idea final sustentada en el racismo era la extinción de los gitanos
de España después de construir una gran flota de guerra al menor coste posible.
Porque se estaba iniciando el plan de recuperación de la marina de guerra española más ambicioso
de toda su historia.
En senada, en el tiempo de senada se pusieron en funcionamiento algo así como 50 barcos
nuevos, lo cual realmente significaba una operación gigantesca, eso exigía mucha mano
de obra.
Y la solución era también utilitaria.
O sea, el marqués que era ministro de Hacienda, ministro de guerra, ministro de marina, ministro
de Indias, tenía en cuenta todos los objetivos que se podrían intentar desde todos los ministerios.
El utilitarismo que es típico, el despotismo ilustrado, por otra parte, acabar con una
minoría que planteaba problemas frecuentes y que además ya había demostrado una cierta
dificultad de ser reducidos a lo que ellos llamaban una vida cristiana.
En fin, todo eso concluía en que, al final, todos se pusieron manos a la obra para ver
si esta vez el plan de extinción daba resultado.
Dice Gómez Urdañez que se pusieron todos de acuerdo para acabar con ellos.
Supongo que se refiere también a la piadosa multinacional Iglesia Católica.
Exactamente.
Y es que la implicación de Obispo, si el Papa de turno, fue esencial en el intento
de exterminar a los gitanos.
Uno de los derechos agarados que existía entonces era el derecho de asilo de una iglesia
y los gitanos podían refugiarse en la iglesia de su pueblo, de su barrio.
Por tanto, había que solicitar del papado la extinción también de ese derecho de asilo.
Y eso es lo que colaboró el Obispo de Obiedo, gobernador del Consejo de Castilla.
Valiéndose también de la amistad que Ensenada tenía con Valenti y el Cardenal, que era
secretario del Estado el Vaticano, había sido antes el embajador aquí en Madrid donde
se habían conocido.
Pues, valiéndose de esa amistad, el Papa pidió nada menos que la exención del derecho
de asilo al pueblo gitano.
Explotación, laboral y racismo, más desmembramiento de familiares, o sea, caridad cristiana tope.
Sí, y menos mal que los gitanos tenían amigos y algunos mucho dinero.
Pero es que había gitanos que estaban muy bien abecindados y que tenían muy buenas
relaciones con la gente con la que convivían.
Y, por tanto, cuando estos vecinos vieron que se los llevaban y demás muchos de ellos
se opusieron y muchos de ellos después incluso escribieron cartas a las autoridades reclamando
a estos gitanos y algunos de ellos fueron devueltos a sus pueblos.
No todos permanecieron en prisión, de hecho, en marqués de la Ensenada.
Si esto empezó a finales de julio, en el mes de septiembre comenzó a abrir un poquito
la mano y a darse cuenta de que había gitanos que no solamente eran reclamados por las justicias,
sino que eran gitanos que tenían dinero para pagarse un abogado y que ese abogado decía
que qué pasaba, que por qué tenía que estar en la cárcel su cliente.
El marqués, si algo tenía claro, es que no era conveniente en un arde de opinión.
La corte era un avispero, había una oposición, esa oposición evidentemente estaba deseando
que el marqués fracasara y ese fracaso iba a ser algo que en la estimación ante el rey
le iba a hacer bajar, descender de la situación de prestigio en la que se encontraba.
El marqués de la Ensenada, ese tipo considerado en la Rioja en general y en lo groño en particular
un personaje ilustre, fíjate, deberían revisar un poquito los riojanos que entienden por
ilustre, que ya les vale enorgullecerse de un genocida, hagan algo.
¿Cómo sería para que el siguiente rey Carlos III decidiera quitarse los de encima aprovechando
el motín de esquilaje?
Dice Gómez Urdañes que la ilustración también era autoridad.
Cuenta un caso que describe lo poco que varía la vida de las personas que protestaban.
Estamos en tiempos de enorme crueldad, no podemos ni siquiera imaginarla.
Hay un caso que me parece uno de los ejemplos más duros que se pueden poner.
Pensemos en la alambra, en la puerta del Vira y en otra puerta de la ciudad que ya se ha aparecido.
Ahí colgaron una cabeza en cada una de las partas.
Eran cabezas de unos jovencitos que habían sido finalmente ejecutados por ser culpados
del motín que había ido engranada en 1748.
Un motín del PAM pues llega al ejército y apresa unos cuantos y a otros para dar un ejemplo los ejecuta.
Las cabezas de estos dos jóvenes fueron a parar a una jaula y a la puerta donde colgaron más de 20 años.
Lo sabemos porque hay un documento en el que se pide por parte de las autoridades de Granada
al Consejo de Guerra autorización para quitar ya las cabezas de esos pobres muchachos.
Impresionante, cabezas de dos jóvenes colgando en la alambra más de 20 años.
En ese año que citaba Gómez Urdañez el marquer de la Ensenada era lo que ven a ser ahora presidente del gobierno para entenderlo.
Sí, sirviendo a un desequilibrado de rey Fernández.
Pero vamos a cambiar de tercio para los curiosos, ¿cuándo llegan y de dónde los gitanos a la península?
Los gitanos salieron de la India en diferentes oleadas sobre ese menos acuerdo,
pero en cualquier caso a la península llegaron y en eso sí hay acuerdo general en el siglo XV.
En todo 1425, 1430 están documentados, pasan por Aragón, vienen con la disculpa de que son peregrinos a Santiago.
No se confiesan católicos todavía, pero hay algo que ya se les ha pegado el primer contacto con el catolicismo.
La primera noticia de Andalucía es de entorno a 1460 y tantos.
Y ya el primer documento claro donde aparecen, incluso con sus costumbres y demás,
las del vagar, las de ir de un lado a otro, la vida errante, etcétera, que es lo que les caracteriza más.
Ellos además míticamente dicen que vienen de Egipto, por eso son llamados egipcianos, es decir, de ahí gitanos.
Y la primera pragmática es 1499, sarrando el católico.
Les da la opción de avescindarse y arreglarse en cuanto a las costumbres y demás, abandonar la lengua, etcétera.
Y en la otra que es que al reincidente encontrado fuera del lugar de avescindamiento, acuadrillado, etcétera, etcétera, se le corten las orejas.
Pues nada, de aquellos polvos estos lodos, el rey católico cortador de orejas.
Vamos terminando y ruego especial atención a esta última reflexión de Gómez Urdaña sobre la historia como disciplina vital.
Viendo cómo se están produciendo los hechos en nuestro tiempo, en los últimos 4, 6 o 8, 10 años,
viendo qué nivel están alcanzando los bulos, las feisniús, las mentiras, cómo la gente traga, muerde la enfuelo, etcétera.
¿Qué va a pasar con la historia? Bueno, pues este es el, yo creo que es el gran drama para los historiadores del futuro.
Fíjate, te digo una cosa, yo creo que hay asuntos verdaderamente grotescos que hemos atravesado en los últimos años.
No creo que los que finalmente le den a la opinión pública la verdad de lo que ocurrió sean los periodistas.
No creo ni siquiera que sean los jueces, tal y como están las cosas.
Creo que van a ser los historiadores. Creo que la historia de dentro de 20 o 30 años va a enfrentarse con la realidad en la que estamos viviendo nosotros
y los historiadores estoy absolutamente convencido de que serán valientes como para decirle a la gente qué es lo que ha pasado.
Porque hubo un tiempo hace 20 o 30 años en que eso no era así, pero se debía una generación de historiadores que ya va jubilándose.
Y sobre todo con la intervención bueno de aquel disciplinazo que hubo a fines del siglo XX en los años 90
con la esperanza de ir remontando una comisión de sabios y historiadores que iba a devolver las esencias de la historia de España y demás.
Desde entonces ya hemos ido hacia atrás.
Qué bien lo explica y qué cierto.
Dos libros de Gómez Urdañez a recomendar.
Víctimas del absolutismo, paradojas del poder en la España del siglo XVIII y otro.
El marqués de la ensenada, el secretario de todo, buenísimo.
Estupenderrimos los dos.
Y nuestros deseos de felicidad y disfrute a José Luis Gómez Urdañez que hace nada ha dado su última lección magistral.
Nos deja a su sapiencia.
Gracias Jesús por invitado también elegido. No se te escapa uno, hijo.
Adiós.
Esto era un gato con los pies de trapo y la cabeza al revés.
¿Y eres que te lo cuente otra vez?
Cuéntame un cuento y verás qué contento.
Me voy a la cama y tengo lindas señas.
Cuéntame un cuento y verás qué contento.
Me voy a la cama y tengo lindos sueños.
Enseguida verán que la historia que viene a continuación es una insultante paradoja
porque tiene que ver a la vez con la injusticia y con la justicia.
Hay un gigantesco conjunto arquitectónico en Madrid
que casi todo el mundo ha visto en algún momento porque sale mucho en los informativos.
Lo que pasa es que solo suele verse una parte o un trocito de la fachada.
Es el Palacio de Justicia, sede del Tribunal Supremo.
Pero les invito a que abran el foco y contemple en el conjunto.
Busquen una vista aérea del convento de las salesas reales para que vean de lo que vamos a hablar.
Todo aquello fue en su momento un convento al que definir cómo lujoso se queda corto
y en el que está integrada la gigantesca iglesia de Santa Bárbara
porque por algo todo fue de ella, esa reina a la que un historiador definió como maestra de la rapiña.
Para ir entrando en materia, aquí les dejo una de las coplillas que corrieron por la villa y corte
cuando vieron aquel despilfarro de dinero español.
Bárbaro edificio, bárbara renta, bárbaro gasto, bárbara reina.
But you can give them to the birds and bees, I need money.
Fernando VI y Bárbara de Braganza no tuvieron hijos, ya lo hemos dicho.
Y lo que hizo la doña fue asegurarse una jubilación de lujo por si se quedaba viuda
porque en cuanto entrara a reinar Carlos III, hijo de su suegra,
lo mismo le harían a ella lo que Fernando VI y ella hicieron con Isabel de Farnesio,
o sea, desterrarla fuera de Madrid para librarse de sus intrigas y sus cotilleos.
Por eso bárbara de Braganza dedicó todas sus energías a caparar joyas,
dinero y todo tipo de objetos lujosos que aseguraran su futuro.
Pero no solo fue sisando a los españoles y reuniendo una ingente fortuna,
es que destinó un enorme presupuesto del erario público
para construir el sumtuoso convento de las reales salesas.
El plan era que aquello fuera una residencia y colegio para jovencitas de alto estánding
al que ella misma se retiraría con todas las comodidades en cuanto enviudara.
Y en la iglesia del convento además dejó preparada su magnífica tumba.
Explicamos que es eso de las salesas, que el nombre es rarito.
Se trata de uno de los cientos de grupúsculos monjiles de la secta católica,
una orden que fundaron Francisco de Sales y otra monja, y de ahí viene lo de salesas, de sales.
Y en las salesas reales las monjas vivían como curas, pero vendían clausura, pobreza y humildad.
Echen una ojeada el lujosísimo convento de las salesas reales
y luego me cuentan lo de la pobreza y lo de la humildad.
La cuestión es que con la muerte no se pueden hacer planes,
y resultó que la reina bárbara se murió un año antes que el rey.
Parece que de un cáncer de útero.
Cuando agonizaba se hizo lo que se hacían estos casos con todos los miembros de la familia real,
llevarle al cuarto los cientos de la familia real,
y los cientos de la familia real.
Se hizo lo que se hacían estos casos con todos los miembros de la familia real,
llevarle al cuarto los habituales huesos de muertos y momias
que se supone debían salvarle la vida o asegurarle el camino al infierno.
Le llevaron la momia de San Diego de Alcalá, los huesos de un niño que llaman de nuestra senadora del rosario,
la sangre de un tal pantaleón, ninguna de estas guarerías salvo a la reina,
que por cierto se puso muy cansina a la hora de morirse porque se confesó y comulgó siete veces.
¿Que te confieses una vez? Vale, dos como mucho si se te ha olvidado algo,
pero siete sin moverte de la cama.
¿Pasó algo con la momia de San Diego de Alcalá?
Y sí, el rey se llevó tal disgusto con la muerte de su bárbara que entró en barrena,
aunque fue tan disparatado aquel último año de vida de Fernando VI
que a los psiquiatras que han estudiado su caso no le sirve sólo lo del trastorno bipolar
o una depresevera ni el duelo mal llevado.
Puede que todo eso lo precipitara hacia una muerte temprana, pero ahí tuvo que haber algo más.
Su mal estado nutricional y complicaciones infecciosas tuvieron mucho que ver con que cascar a los 45.
Pero bueno, ya saben que en este programa los disgustos que se puedan llevar los reyes
no nos comueven lo más mínimo, porque para disgusto el que se llevaron los españoles
cuando se abrió el testamento de la reina bárbara de Braganza.
Si hubieran podido, lo hubieran matado.
Los españoles que se enteraron, claro, porque la mayoría de españoles eran unos pobres ignorantes
que sólo recibieron la orden de llorar a su reina, aunque su reina les hubiera robado.
Bárbara dejó un dinerillo a sus músicos protegidos Farinelli y Scarlatti.
A su marido, al mismísimo rey, ojo, le dejó una estatua de una virgen y un poco de bisutería.
Pero lo bonito llegó al saberse que todos los bienes de bárbara de Braganza,
todos producto de la rapiña, 7 millones de reales en total,
se los dejó al serenísimo infante de Portugal, Don Pedro, mi muy amado hermano.
La madre que los parió a los dos, ni se imagina en la pasta que era
en aquel 1758, 7 millones de reales.
Dinero de los españoles que salió camino de Portugal y a la buchaca de su hermano,
el mismo que acabó siendo rey consorte de Portugal, Pedro III.
Así que ya ven que la costumbre de los borbones desde que pusieron el pie en este país,
su empresa, era piñar dinero y sacarlo fuera del país.
Los que dicen ser monárquicos, exactamente, ¿por qué lo son?
¿Por qué son ignorantes de su historia o por qué les gusta que les robe?
Y entonces, corrieron otras coplillas por la Villa y Corte para escarnio de la reina bárbara de Braganza,
esa sinvergonzona que tiene calle en Madrid, iglesia en su honor y estatua frente al Palacio de Justicia.
Bárbaramente comió, bárbaramente cagó, bárbaramente murió, bárbaramente testó.
Y esa es la paradoja. El Tribunal Supremo de hoy se asienta en una gran injusticia de ayer.
La mujer que puso los cimientos del Alto Tribunal fue una delincuente.
Historias con sonido, cara B, con Emma Vallespinos.
Y terminamos con la mejor música del mundo que pone Emma Vallespinos, o sea, con la cara B.
Protagonizada por Django Reinhardt, una leyenda del jazz, considerado por muchos como el mejor guitarrista de la historia de la música y gitano.
Nació en 1910 en Bélgica en una caravana y tiene una historia apasionante.
Siendo un crío, complicadito, de los que llevan a sus madres por la calle de la amargura, le regalaron un banjo y la música cambió su vida.
Pero, años más tarde, cuando todavía era un chaval, se incendió su caravana mientras dormía y sufrió quemaduras muy graves.
Perdió dos dedos de la mano izquierda y la música volvió a salvarle.
Aprendió a tocar de nuevo esta vez la guitarra y se convirtió en uno de los músicos más importantes del siglo XX.
¡Qué bueno!
Sí, recomiendo muchísimo la novela gráfica Django Mano de Fuego, de Salvar Rubio y Ricarefa,
y editado por Norma Editorial, que cuenta e ilustra toda esta historia.
Y ahora la música. Escucharemos Minor Swing, uno de sus temas más populares.
¡Qué chula historia!
Es muy buena.
Sí, me voy, me voy yo a por el Django Mano de Fuego. Me encanta la novela gráfica.
Escuchamos enseguida Minor Swing.
Antes le recordamos que este programa ha sido posible gracias al trabajo de Ana Valtierra, Jesús Pozo, Emma Vallespinos,
Pepe Rubio, a nuestra técnico de sonido María Jesús Rodríguez y al mío Diego Jocostina.
¡Hala! ¡Héa! ¡Hasta la próxima!
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Nuevo episodio de 'Cualquier Tiempo Pasado Fue Anterior' con un título clarísimo, dado que la historia de este país es cíclica: Bárbara y el rey.
Pero no se asusten los cortesanos, que nos quedamos en el siglo XVIII con Fernando VI y Bárbara de Braganza. Con Nieves Concostrina, la música de Emma Vallespinós, el arte de Ana Valtierra, la entrevista de Jesús Pozo, la colaboración de Pepe Rubio y en la técnica, María Jesús Rodríguez.