Todo Concostrina: Acontece que no es poco | Santiago Ramón y Cajal, el cólera y la envidia
Cadena SER 10/18/23 - Episode Page - 15m - PDF Transcript
En la ventana acontece que no es poco un relato personal de la historia con
nieves con costrina cadena ser.
¿Qué tal, nieves? Buenas tardes. Hola, ¿qué tal? Hola, a tarde llevamos, tarde de ondas.
Sí, muy contenta, vale muchísimo. Siempre una dentilla, así especial. Pues,
fíjate, hablando de premios, hoy en nuestro paseo diario por la historia nos topamos con
uno de los grandes nombres de la ciencia en España, uno de los pocos premios Nobel que
tenemos, Santiago Ramón y Cajal. Muy grande, sin duda, muy grande, pero afectado como tantos
otros grandes personajes. Por esa casi enfermedad que supone convertir lo que es sana competencia,
que está muy bien, cuando se convierte casi en una obsesión, pues ya no está tan bien.
Y en el mundo científico y en todos los tiempos eso ha ocurrido y sigue ocurriendo. Ya lo creo
que ocurre, ¿no? Sí, sí. Yo creo que ningún humano estamos libres de ser ahí un poquito
celosos en un video, sí. Eso que entonces por radio hacemos. Sí, hay que luchar contra
ello, pero parece que te sale ahí una vez, alguna cosica. Dejamos pendiente hace unos
días cuando estuvisteis en el 12 de octubre hablar de Santiago Ramón y Cajal y la vacuna
del Colera. Aprovechando que el 17 de octubre de 1934, que fue ayer, murió este gran científico,
bueno, pues vamos a hablar hoy. Santiago Ramón y Cajal, que ya sabemos, fue premio Nobel
de Medicina, un grandísimo investigador, un gran médico, un gran científico, y en
asuntos de vacunación se sintió en un poquito a ninguna edad, un poquito incomprendido,
aunque la verdad es que también provocó la incomprensión hacia otro colega. La rivalidad
científica es tremenda de toda la vida y mucho más cuando se dan pandemias en plena
carrera por salvar vidas, pero también por llevarte méritos. Los científicos son muy
listos, pero también son muy celosos y a veces muy envidiosillos. Y vamos a ver qué
pasó con la vacuna del Colera, que podría haber sido mérito mundial de los españoles
si Cajal no hubiera puesto alguna zancadilla. Anda. Sí, al final los laureles de la vacuna
anticolérica se los llevaron dos yanquis, Daniel Salmon y Teo Valsmit, que llegaron
a las mismas conclusiones que Ramón y Cajal, pero meses después, y que también se llevaban
fatal entre ellos. Muy mal. Y por cierto, lo de la Salmonella y la Salmonellosis viene
de este señor que se ha perdido a Salmón. Daniel Salmón. Sí, sí, ahí viene. Y bueno,
pues este hombre es que Salmón se pasó la vida descubriendo bacterias. A lo que vamos
es a que aquí todo el mundo se llevaban mal con todo el mundo y que Santiago Ramón y Cajal
frustró la vacuna contra el Colera de un colega y luego se quejó de que frustraran
la suya, lo que viene a ser que te den de tu propia medicina.
A ver, vamos al contexto. De cuándo estamos hablando? De qué año? Y era durante alguna
epidemia de colera o no? Sí, sí, sí. Hablamos de 1884 o 1885. En mitad de una de las más
gordas epidemias de colera que llegaban a España, aunque se consideraba pandemia, porque
afectaba todo a todo el planeta y además que no había forma de atajar. Hubo otra epidemia
de colera en 1834, muy letal, que provocó además una masacre de frailes, asesinaron
un montón de frailes, nos culparon a ellos y la desinformación trae malísimas consecuencias
y los culparon de ser responsables de aquello. Pero esto hoy no da tiempo. Vamos a la pandemia
de 1884 o 1885. Ya se conocía la vacunación, pero la única vacuna conocida contra una
enfermedad era la de la viruela y los científicos estaban como locos buscando más vacunas contra
más enfermedades, porque si se había encontrado una, ¿qué se podrían encontrar más? Hasta
finales del siglo XIX, la única enfermedad epidémica que se podía prevenir era la
viruela, pero la que más muertes estaba provocando en el mundo era el colera, que te llevaba
por delante en mitad de vómitos, diarrea, en tremendos dolores. Cuando se pudo identificar
la bacteria canalla que provocaba el colera, que la identificó Robert Koch, el mismo que
había identificado el vacilo, el de la tuberculosis, el mundo científico se tiró en plancha a buscar
una vacuna utilizando ese microbio. Uno de los investigadores fue un microbiólogo catalán,
yaumeferrani clua, se llamaba, y lo que hizo fue crear una vacuna con bacterias vivas extraídas
de enfermos de colera en Marsella, porque fue investigar allí, a Marsella, una epidemia
de colera que había, y sacó de estrangis de allí hasta su laboratorio de tortosa
las bacterias. Hizo su vacuna, vio que inmunizaba animales, la aprobó luego en él y en su familia,
la aprobó en amigos que se fíaban de él, en médicos que lo conocían, y cuando están
esto estalla la epidemia de colera en la huerta valenciana, y el doctor Ferran agarra un colega
y se van a vacunar allí a la huerta valenciana a todo el que se dejaba. Ya, pero si esto,
como estás contando, lo hacía por su cuenta, hay que entender que a finales, en esa época,
finales del siglo XIX, no existía ningún control oficial sobre si se podía o no administrar una
vacuna. No era como ahora, la oficialidad a veces servía más para entorpecer que para ayudar antes.
En el elevante valenciano estaban cayendo como moscas, en Valencia Capital murieron 5.000 personas,
en lo que ahora es la comunidad, se calculan 30.000, 30.000 muertos, y ante esa perspectiva,
oye pues mucha gente quería vacunarse. En tres meses, con el campamento base puesto en la ciudad
de Valencia, el profesor, el doctor Jaume Ferran y su colega vacunaron a 50.000 personas,
yendo a distintos pueblos. En Alcira fue la primera, la primera masiva vacunación que hicieron.
Y oye, allá donde vacunaban bajaban muchísimo los contagios y por supuesto bajaban las muertes. El
éxito de la vacuna de Ferran corrió, no solo por España, sino por Europa, donde había varios
países en plena pandemia de colera. Incluso llegaron científicos a Valencia desde medio
mundo a ver qué demonios estaba haciendo ese médico español que guardaba muy celosamente
su descubrimiento. No soltaba prenda. Dijo cómo había conseguido la vacuna con bacterias atenuadas,
vivas atenuadas, atontadas, pero no reveló cómo la producía de forma masiva, y por ahí entraron
a atacarle. Pero es que claro, antes era esto distinto, él vivía de su trabajo, él no tenía
ayuda del gobierno, y todo era fruto de su investigación. Tenía que, él cobraba las vacunas
que ponía, a quienes estuviera dispuesto, ojo que a los muy pobres no se las cobraba,
también vacunaba a los que no cobraba, a quien podía pagar. Y aquí es donde entró
el envidiosillo Santiago Ramán Cajal que, pese a haberse puesto la vacuna del cólera
de Ferran, sí, se la puso, pues dijo que a él no le convencía que el método de Ferran
era poco riguroso. Hizo un informe, le encargaron el informe, es verdad, hizo el informe que
fue un informe desfavorable contra Ferran y su vacuna, la polémica llegó al Congreso
de los Diputados, y el ministro de Gobernación dio orden de que se suspendiera la campaña
de vacunación, desde mi punto de vista, mal, muy mal Santi.
Igual hay por ahí algún motivo medio oculto que se me escapa.
Pero parece cuando menos sorprendente que hicieran informe desfavorable si la mortalidad
estaba bajando, como has contado, en Valencia y tal, y él mismo se había vacunado, no
sé. Sí, es raro, pero él creía que podía
mejorar el método, y yo creo, esto es cosa mía, que le fastidió especialmente, o sea,
él se vacuna y le va bien, pero dice yo esto puedo hacerlo mucho mejor, y digo que le fastidió
especialmente, creo, esto es cosa mía, insisto, que aquella masiva campaña de vacunación
considerada la primera de España, fuera en Valencia, donde Santiago Ramón y Cajal
era catedrático de anatomía, o sea, era un joven, 33 años, catedrático, ansia viva
por investigar y por destacar, no sé, a mí me huele como acelos.
Parece. Sí, la vacuna de Ferran era con bacterias
vivas, pero atenuadas, para que te las inocularan, el cuerpo aprendiera a cargarse a esas que
estaban atontadas, y así se defendiera contra las que estaban más vivas. Ramón y Cajal
dijo que eso de inocular bacterias del colera vivas, atenuadas, solo contribuiría a expandir
la epidemia, y esta opinión desfavorable es la que se aceptó y la que alimentó la
polémica. Si ya había que aguantar a los antivacunas, por un lado, aguanta ahora los
que decían que la única vacuna que había, pese a que en el levante había frenado la
propagación de la enfermedad y sobre todo las muertes, pues que en vez de que te enfermaba
más que prevenirte. Bueno, que era una teoría, pero Ramón y Cajal tenían un plan mejor
o no? Tenía otro plan, seguramente, bueno, sí, era mejor, pero si el otro plan funcionaba
no había necesidad de haberlo suspendido, mientras Cajal podría haber desarrollado
el suyo. Dijo que lo que había que hacer era inocular bacterias muertas, pero muertas
por calor, o sea, como que las asesinas tú, en vez de vivas y atontadas, y se puso a ello
y le salió bien. Público su plan, llegó a experimentar con animales, funcionó, pero
no se llegó a aplicar en humanos. Tuvo cierta repercusión internacional, pero no en la
medida que hubiera merecido. O sea, su vacuna no prosperó. Es cierto que el método de
Cajal era una innovación, porque hasta entonces nadie había planteado inocular los bichos
muertos en vez de atenuados, pero según se lamenta Ramón y Cajal en sus memorias,
el español es una lengua desconocida por los sabios, porque qué pasó que al publicar
en castellano su investigación nadie la liñó. Esas mismas conclusiones, que sacó él con
bacterias muertas, meses después las publicaron en inglés los dos yanquis que hemos mencionado,
el salmo y el otro, que habían estado investigando en paralelo a Cajal, y claro, se llevaron
el mérito de la vacuna contra el cólera creada a partir de bacterias muertas.
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
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Cajal de Cajal
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Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
Cajal de Cajal
zurururi
¿Qué es eso? La habitación.
Hace años ya que ya le han dado su sitio a este hombre,
ha recibido homenajes póstumos,
en casi todas las publicaciones científicas
se le reconoce como el creador de la primera vacuna contra el cólera.
Luego también desarrolló la vacuna contra el TIFUS,
mejoró la vacuna que había contra la rabia,
encontró tratamiento para la dipteria,
tuvo luego también algún tropezón.
Vale que Santiago Ramón y Cajal, el padre de la neurociencia,
el flamante premio Nobel de Medicina,
fue un visionario también en asuntos de vacunación,
pero qué rabia debió sentir el doctor Jaume Ferran
cuando supo que le habían dado el premio Nobel de Medicina
al mismo tipo que le había denostado
su efectiva vacuna contra el cólera,
aunque fuera con bacterias atenuadas.
Las vacunas contra virus y bacterias
ya se usan con el bicho muerto, como la vacuna de la COVID.
Pero la del doctor Ferran salvó miles y miles de vidas,
porque de 50.000 vacunados murieron solo 54 personas.
Unos murieron 120.000.
Pues no hay color, ahí están los datos.
No te falta discutir más.
Oye, por cierto, ¿has citado dos que yo recuerdo?
¿Cuál fue la peor epidemia de cólera del siglo XIX?
La primera y la peor llegó con la muerte del más tuerzo
con Fernando VII, el 34,
y agravado por la guerra que trajeron los carlistas,
murieron 300.000 personas.
Luego hubo tres epidemias más,
pero en España hace 40 años que no se detecta el cólera.
40 años.
Gracias, ¿sí?
Gracias.
Ah, la vacuna.
Un besito a los antivacunas
y a los catedráticos epidemiólogos de Barra de Barra.
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El 17 de octubre de 1934 murió Santiago Ramón y Cajal. Nieves Concostrina nos habla de la vida del ganador del Premio Nobel de Medicina.
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