Todo Concostrina: Acontece que no es poco | El hallazgo de Asclepio, la estrella mediática de Ampurias

Cadena SER Cadena SER 10/25/23 - Episode Page - 17m - PDF Transcript

SER PODCAST

LA VENTANA, CON CARLAS FRANCINO

En La Ventana, acontece que no es poco

un relato personal de la historia

con nieves con costrina, cadena SER.

Yo ya sé que a nieves estas cosas le dan mucha vergüenza,

pero a mí me gusta presumirle de amigas que tiene un fan

y lo voy a hacer una vez más.

Nieves, buenas tardes, hola.

Buenas tardes, ¿qué ha pasado?

Que nada, no pasa nada, no pasa nada.

¿Te acuerdas que el otro día comentamos lo de enviar un saludo

a los oyentes de Tenerife, que estuvieron contigo

en la presentación, el festival, que hubo que repetir el pasa y tal,

el fenómeno con costrina y tal?

Bueno, que sepas que tu tienes detractores,

pero tienes muchos admiradores,

y en la lista de admiradores que sepas

que cuentas con una familia muy popular en este país,

que es la familia Arguiñano.

Esto es de hoy, a las 2 menos cuarto de la tarde en Antena 3.

Es una fruta de la familia de la pera,

súper, súper dura, huele muy bien

y ahora es la temporada y siempre la comemos en dulce de membrillo,

pero antes de dulce de membrillo, fue una fruta,

me acuerdo de la con costrina, que le digo mucho

y suele decir mucho, igual la calle Menéndez Pelayo,

antes de ser una calle fue un señor.

Bueno, dejarnos hacer esto, sí, muy gracioso.

Es carciosa, ¿eh?

Sí, sí, sí.

Muy gracioso, ahí tienes a la familia Arguiñano,

rendida a tus encantos.

Me parto.

Bueno, gracias, gracias por ponérmelo, y bueno, pues...

Lo ha visto Dani Garrido, el director de Carrusa.

Mira, mira, que han dicho los Arguiñanos

y nos hace la ilusión compartirlo contigo y con los oyentes de la vergana.

Ya está, se acaba el episodio y la vergüenza,

ya está dicho.

Venga, hoy está, acontece que no es poco,

podríamos comenzarlo como si fuera el título de una novela.

Historia de una estatua, o como el inicio de un cuento,

¿érase una vez una escultura?

Yo creo que valdrían las dos fórmulas,

porque, efectivamente, hoy vamos a viajar a Ampúrias, a la Costa Brava,

donde, tal día como hoy de 1909,

apareció algo,

aparentemente, poca cosa, aparentemente modesto,

pero que luego ha tenido una enorme repercusión

y, además, creo que se lo merece.

Es un asunto muy importante.

Aunque, empiezo diciendo que el acontecido de hoy,

pues puede, a lo mejor así,

puede parecer un poco chorra de entrada.

Puede sonar asoso decir que el 25 de octubre de 1909

apareció en el yacimiento arqueológico de Ampúrias en Girona,

un trozo de estatua romana, o griega, no se sabía,

muy chula, cierto, pero, bueno, una estatua rota.

Como decía Gila, ¿qué tal Grecia?

Y dice, pues bien, pero el estatus roto.

Esto puede, así dicho, saber a poco,

pero el hallazgo de aquel busto en piedra,

que ya se adivinaba de un tipo imponente,

aunque estuviera a medias,

significaba mucho y tiene mucho que contar,

además, de todo lo que atañe más allá de la arqueología.

Cuando 10 días después apareció el cuerpo

que faltaba para completar la estatua

con sus brazos, sus piernas, y cubierto con un manto,

se confirmó que, efectivamente, este tipo medía 2 metros 20

y era un pedazo de Dios.

Asclepio para unos, esculapio para otros.

Bueno, por ahora no da igual.

Bueno, por ahora y luego también.

Cualquiera que haya pasado de turista por Girona,

supongo que no ha dejado de ver el yacimiento de Ampúrias,

porque es absolutamente impresionante.

Es una maravilla.

Impresionante.

Ahí puedes decir eso, de 25 siglos nos contemplan.

Pero, sobre todo, el señor Asclepio

lleva más de un siglo contemplando turistas

en plan estrella mediática, arqueológica,

porque es la única escultura griega original

hallada en la península.

Y esto es un lujazo impresionante.

Si la conservamos, es porque las cosas se hicieron muy bien.

Si no, el amigo Asclepio estaría viendo pasar turistas

desde su pedestal del Louvre, en París,

desde el británico de Londres.

Oh, no.

You say goodbye.

And I say hello.

Mi hello, no goodbye.

A ver, veamos primero cómo fue que se halló

y se conservó este señor que decías

y luego ya vemos cómo se llamaba en realidad.

Sí, eso no sé si lo vamos a averiguar nosotros.

A mí me gusta más que se llame Asclepio que Esculapio,

pero los especialistas en clásicas

son los que tienen que decir quién, quién es.

Las excavaciones de Ampúrias tienen un contexto,

por eso decía que menos mal que se hizo bien.

A finales del siglo XIX y principios del XX,

en España eso de excavar en lugares

donde se suponía que había restos antiguos,

lo hacían sobre todo los aficionados.

Pero la mayoría no lo hacían por interés científicos,

sino para vender algo, para vender las cosas a coleccionistas.

Por eso hay tantas obras,

no solo procedentes de la península ibérica,

también de Grecia, de Roma, de infinidad de yacimientos,

que exhiben los grandes museos de Alemania, de Francia

y de Reino Unido, porque los que encontraban los aficionados

lo vendían.

Cuando en 1908 la Junta de Museos de Barcelona

quiso crear un nuevo museo dedicado

a la antigua colonia griega de Ampúrias, Emporion.

Emporion significa mercado, ciudad comercial importante.

Como no tenían suficientes fondos

ese museo que querían crear suficiente obra para exhibir,

hubo quien propuso comprar en el mercado de antigüedades

restos que se hubieran extraído de Ampúrias.

Pero claro, eso tenía muchos riesgos,

porque podían colarte falsificaciones

o cosas que te dijeran que eran de Ampúrias

y fueran de Tarraco, por ejemplo.

¿Y por qué no excavaban directamente en Ampúrias?

Y conseguían ellos mismos los fondos, digo, ¿eh?

Sí, porque entonces no era costumbre

organizar excavaciones.

No eran mucha costumbre, no tenían mucha costumbre

y porque los terrenos eran privados.

Por eso un arquitecto interesado en el urbanismo griego,

en el arte, como Miquel del Pozo,

que es un arquitecto interesado en el arte,

este arquitecto es el que da la idea y dice,

compremos los terrenos, escavemos nosotros,

las piezas que encontremos no salen al mercado

y además podemos sacar a la luz,

más a la luz, la colonia griega que tenemos aquí.

Quizás gracias a ese arquitecto, a Yusep Pooch,

se salvó el yacimiento de Ampúrias.

Y Ampúrias es la colonia griega mediterránea

más occidental que se conserva.

Era y es importantísima.

Empezaron a excavar y el premio gordo salió

a aquel 25 de octubre.

En el fondo de una cisterna,

un depósito para almacenar agua al lado de un templo,

aparece el busto de un tipo pelazo,

pelazo barbarrizados, pecho al aire,

emocionados, ahí siguieron buscando

y en otro templo, un poco más allá,

unos días después aparece la parte de abajo de la estatua

que encaja perfectamente con el busto.

¿Cómo debe ser ese momento de descubrir algo así?

Eso tiene que ser.

Da igual que sean Ampúrias, el antiguo Egipto, donde sea.

Sí, eso te tiene que temblar las piernas.

Aparecieron los brazos también.

Es que eso era clarísimamente un dios.

Y la postura que tenia era como si sujetara un bastón,

pero el bastón no estaba.

También apareció suelta por ahí,

una serpiente enroscada, también medio rota

y dijeron, a ver si va a ser esta la serpiente de asclepio

que siempre lleva enroscada en el báculo.

Y este tipo, con esa barba, ese pelo, ese manto

y un bastón con serpiente, este es el señor asclepio.

O esculapio, que es lo mismo, pero no es igual.

Mucho más auténtico asclepio, ¿dónde va a parar?

¿Dónde va a parar?

De todas formas, nieves, aclaremos ya que son casi lo mismo,

porque asclepio es el mismo dios griego

al que los romanos llamaron esculapio,

que es el dios de la medicina, por cierto.

Claro, claro, pero es que los romanos son unos coputas.

Les copiaron casi todos los dioses a los griegos

con las mismas funciones.

Les cambiaron los nombres para disimular el plágil.

Ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus, ceus.

Ceus pasó a ser Júpiter, Poseidón Neptuno,

Aphrodita Venus, Atenea Minerva,

Heracles Hercules, Dioniso Baco,

Asclepio, esculapio, y así todo.

¿Qué han hecho los romanos por nosotros?

¡Copiaron los griegos!

Cuando se pusieron a excavar en Ampurias

y sacaron a este pedazo de dios partido en dos,

lo primero que dedujeron es que era esculapio, el romano,

porque en Ampurias estuvieron los griegos,

pero luego llegaron los romanos y se plantaron encima.

Pero no es una escultura romana, la de Ampurias

es la única escultura griega original encontrada en la península ibérica,

a decir de lo que saben.

Procede de un santuario griego,

está hecha con piedras de canteras griegas,

luego es Asclepio, aunque algunos estudiosos no estén convencidos

y se le siga llamando a la mayor parte de las veces

el esculapio de Ampurias.

En aquel 1909 a todo el mundo le daba igual

si era griego o romano, si se llamaba Asclepio o Esculapio.

Esculapio, ya está.

Esculapio, sí.

Pero es que esa escultura se convirtió en un fenómeno de masas.

Todo el mundo quería tener una réplica de Asclepio.

El Instituto de Estudios Catalanes encargó una copia.

La Real Academia de Medicina encargó otra.

Los ricachones quisieron tener también la suya para ponerla en el jardín.

En vez de un nomo, querían tener Asclepio, ¿no?

Aquello fue la Asclepiomanía.

Fue más que un simple descubrimiento arqueológico.

Fue libre por el arte clásico.

Y además, es que encima Grecia estaba de moda.

Toda Europa miraba a Grecia.

Bueno, porque acababan de recuperarse los Juegos Olímpicos.

Los primeros de la era moderna.

Exactamente, muy poquitos años antes.

En 1896 fue cuando renacieron los Juegos Olímpicos.

Todo lo que sonara a griego, a Grecia, a Atenas,

en el resto de Europa resultaba fascinante.

Durante todo el siglo anterior, el XIX,

Grecia estuvo pegándose por su independencia contra los turcos.

En la historia romántica de esa guerra,

muchos veían esos pobres griegos, esos orgullosos herederos,

de una cultura milenaria pegándose contra el poderoso imperio otomano.

Encima, bueno, los griegos cristianos,

ortodoxos, los otomanos, musulmanes.

Algunos romantizaron tanto esa guerra que se pasaron un poquito de listo,

porque aquello no era ninguna broma.

Lord Byron, por ejemplo, todo un señoritingo inglés,

varón, como no podía volver a Inglaterra por su bisexualidad,

porque lo detendrían y se lo cepillarían,

se lo cepillarían matando.

Se fue a luchar por la independencia de Grecia,

y después sí pudo volver a Inglaterra,

pero con los pies por delante, porque murió en su lucha romántica.

Más que morir, lo mataron los médicos.

Lo hicieron una sangría, pero bueno.

Y en mitad de toda esta fascinación griega,

aparece Asclepio, la estrella de la impresionante colonia griega de Ampurias.

Y encima el dios que había aparecido era el dios de la medicina.

No era un dios que le pudiera caer mal a nadie,

no era el dios de la guerra, no era Poseidón,

que te monta una borrasca y se levantaba atravesado,

ni el Cússida Apolo tampoco.

Era el dios de la salud, por eso se hizo tan popular.

Es una pena que no le hayan podido colocar el báculo

y la serpiente enrollada.

Oye, habría que contar por qué llevaban siempre un bastón

con la serpiente enrollada, ¿no?

Porque la serpiente simbolizaba la idea de rejuvenecimiento,

como muda la piel, periódicamente renace.

Y su veneno te mata, pero también sirve con mantidoto y te salva.

Pero el cuento del dios Asclepio tiene además más recorrido,

porque se supone que su hija se llamaba Igea o Ijía.

Según el cuentito mitológico,

la chiquilla se encargaba de preparar los remedios curativos.

Era la boticaria, la farmacéutica.

Y Ijía también se la representa

con una serpiente que está vertiendo su veneno en una copa.

Así que si juntamos la serpiente enrollada

en el báculo del dios de la medicina

y la serpiente que usaba Ijía para preparar sus remedios,

puede que la serpiente sea el bicho más representado del mundo

porque forma parte de un logotipo muy extendido.

Allá donde haya una farmacia habrá una serpiente.

Las farmacias tienen como símbolo

una serpiente enroscada en una copa.

Así que, ¿qué?

Otra vez, ¿qué han hecho los griegos por nosotros?

Diseñarnos el logo de la farmacia.

Y ya me meto en terreno de Isaías.

Ijía o Ijea, la hija de Asclepia, una chica muy limpia.

De ahí viene la palabra Ijiene.

¿Cuánto has dicho que la serpiente era el bicho más representado del mundo?

Esa paquete iba a salir hasta el paraíso.

Pero bueno, eso es, claro.

Esa sería otra historia.

También relacionada con la medicina, con la salud,

pero con la salud mental en este caso.

Bueno, nieves, oye, qué un beso muy grande, de verdad.

Otro para ti.

Mañana más.

Venga, hasta luego.

Y gracias por el regalito de los aguñanos.

Gracias a los aguñanos.

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

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El 25 de octubre de 1909 apareció en el yacimiento arqueológico de Ampurias, en Girona, una estatua del dios Asclepio. Nos lo cuenta Nieves Concostrina.

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